Héctor Romero, el camionero que habría visto por última vez a la joven desaparecida María Cash, fue acusado por el homicidio calificado por alevosía de la diseñadora y se le dictó la prisión preventiva. Este miércoles, el hombre se presentó ante la jueza Mariela Giménez en el Juzgado Federal N° 2 de Salta, pero se abstuvo de declarar.
Tras su detención en la tarde de ayer, el hombre de 63 años fue trasladado hoy bajo estricta custodia a la sede de la Policía Federal en Salta. Romero estuvo acompañado por su abogado defensor Fernando Díaz, mientras que el fiscal general Eduardo Villalba también estuvo presente en la audiencia.
El caso de la desaparición de María Cash fue reactivado en los últimos días por la Justicia federal, tras 13 años de investigaciones inconclusas e hipótesis que no pudieron ser corroboradas.
La detención y la imputación contra Romero sucedieron tras las contradicciones en sus declaraciones previas. Ahora es el principal sospechoso de asesinato de la joven desaparecida en territorio salteño.
Las sospechas en torno al destino de María Cash
El 8 de julio de 2011, el día de la desaparición, el ahora principal sospechoso levantó en un camión Mercedes Benz blanco con acoplado y la leyenda “Catita” a la joven que hacía dedo a un costado de la Ruta Nacional N°34, en la rotonda del cruce de Torzalito, General Güemes. El chofer dijo que llevó hasta un sector conocido como la Difunta Correa, en el Paraje Palomitas, y luego siguió camino a Joaquín V. González.
El Cuerpo Especializado de Investigadores de la provincia, comandados por Villalba, estima que el transportista miente sobre el desenlace que tuvo el episodio y que, las múltiples versiones que se sucedieron una tras otra en la causa aportaron al desconcierto y beneficiaron la coartada del ahora imputado.
Durante estos años, hubo quienes declararon haberla visto por la recompensa, otros porque realmente lo creyeron así, pero se registraron más de 4000 alertas de personas que dijeron haberla visto. Incluso, el abogado Carlos Cuéllar y su hijo Hugo –acusados por falso testimonio- aseguraron haber visto a Cash en la Difunta Correa a las 17 del día de la desaparición, pero sus líneas telefónicas impactaron a esa hora en otro lugar.
La falta de colaboración del transportista (pese a que el caso había tomado repercusión pública no se presentó de forma espontánea a declarar), las contradicciones que, según los investigadores, tuvo durante sus testimoniales, la llamativa descripción que dio sobre María Cash, la imposibilidad de realización de la maniobra que alegó hacer en la gruta de la Difunta Correa, donde dijo haber dejado a la joven, y la ruptura de patrones de conducta que registró el día de la desaparición son aspectos de la causa que acrecentaron las sospechas e impulsaron una serie de medidas. Entre ellas, intervenciones telefónicas, a su línea y a la de sus allegados.
Fuentes del caso detallaron que el último 8 de julio, Romero y su hermano David tuvieron una conversación que resultó de interés para la investigación. Hablaron sobre la reactivación del caso. “¿Ha visto el quilombo otra vez de la hija de puta esa que se ha perdido?”, le habría dicho David a Héctor, según las fuentes. El chofer le respondió que estaba pensando en “eso” porque había sido un 8 de julio cuando “supuestamente” la había “levantado a esa” en la ruta, detallaron.
Luego, David aconsejó a su hermano en caso de que lo citarán: “Tenés que declarar lo mismo que has declarado”, deslizó. Héctor se despegó: “Yo nunca dije que era ella”. En sus declaraciones previas, el camionero había admitido que subió a una mujer en la ruta, pero negó haberle visto la cara “porque estaba despeinada y porque el pelo suelto le tapaba la cara”, aunque otros testigos detallaron que María Cash llevaba el pelo recogido.